Para tener una larga vida
El kéfir es originario de las montañas del Cáucaso y es la fermentación láctea más antigua del mundo, es una bebida cremosa similar al yogur. La longevidad (110 años de media), que alcanzan estos pueblos caucasianos que son consumidores, desde siempre, del kéfir, es lo que lo ha ido popularizándo en Europa. La palabra kéfir significa bendición en turco.
La fermentación del kéfir hace descomponer la leche en nutrientes más digestivos y tolerados por las personas con intolerancia a la lactosa, también incrementa el valor biológico de las proteínas de la leche, produce la síntesis de las vitaminas del complejo B, y es una fuente importante de potasio, fósforo, calcio y vitaminas. Restablece y equilibra la flora intestinal combatiendo eficazmente a las bacterias patógenas, que se encuentran en el intestino, es por lo tanto, un alimento probiótico. El kéfir es siempre artesanal, pues, dado su inestabilidad, no se puede producir con los sistemas industriales.
Para preparar kéfir debemos utilizar leche fresca, no pasteurizada, ni UHT, cruda y a temperatura ambiente. Pondremos 3/4 litro de esta leche en un frasco de cristal, de un litro, muy limpio y con cierre hermético, agregaremos una cantidad de gránulos de kéfir equivalente al tamaño de un limón, se cierra el frasco y se deja reposar durante 24 horas en un lugar oscuro y fresco, transcurrido este tiempo, se cuela el líquido y ya tenemos nuestra bebida de kéfir, -si se deja más de 24 horas, la bebida adquiere un sabor más intenso, ácido y astringente-, después de colado, se enjuaga el frasco y se ponen, en él otra vez, los nódulos de kéfir con leche. A medida que vamos repitiendo estas operaciones, los nódulos van aumentan de tamaño, ya que se trata de organismos vivos.
Esta leche se puede tomar así y también en batidos de verduras y frutas.
También podemos conseguir crema de queso, poniendo la leche fermentada, sobre un lienzo, con un recipiente debajo que recoja el suero, después de un día tendremos en el lienzo una deliciosa crema de queso de kéfir que podemos combinar con nueces, aceite de oliva, ajo y perejil y lo que nuestra imaginación y conocimiento desee.
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