La granada, punica granatum, pertenece a la familia de las punicáceas y es la fruta del granado, árbol que se da muy bien en zonas subtropicales.
Se la conoce como la fruta de la fertilidad y es muy popular en Oriente Medio y según el Corán este árbol frutal crece en el Paraiso. Moisés recibió granadas como prueba de la fertilidad de las tierras de Israel. En la religión judía se dice que la granada tiene 613 semillas que es igual al número de mandamientos de la Torá. En la antigua Grecia consagraron la granada a la diosa del amor y la reproducción Afrodita por sus propiedades afrodisíacas, y hasta Homero la menciona en su Odisea. Ya la conocían en el Antiguo Egipto, habiéndose encontrado granadas en tumbas faraónicas en calidad de ofrenda funeraria.
Más rica en polifenoles que el vino, los arándanos o el té verde, tiene también propiedades antiinflamatorias, antidiabéticas y antisépticas, además de ácido málico, ácido fólico, flavonoides y ácido oxálico. Destaca su contenido en fósforo y potasio, así como magnesio, hierro y calcio, tiene también vitaminas A, D, E, C, B2, B3, B5, B6 y B12.
Esta fruta ayuda a conseguir valores normales de colesterol en sangre, y a regular la hipertensión siendo por ende, muy útil su consumo para mejorar la salud cardiovascular y por su contenido en fibra es útil para mejorar el tránsito intestinal, siendo también muy diurética. El zumo de granada mejora también la salud dental previniendo la placa. Ayuda a retrasar los efectos del envejecimiento por su alto contenido en antioxidantes.
Por todo esto y algunas cosas más es muy aconsejable consumir granadas.
Gregorio García Alcalá
29 de noviembre de 2013
